El dolor crónico es un tema complejo que trasciende el malestar físico y afecta todas las facetas de la vida, incluido el bienestar mental. Para abordar este desafío multifacético, el proyecto De-Stress fue concebido para explorar cómo podemos comprender y abordar mejor la angustia emocional asociada con el dolor crónico. La iniciativa representa un importante paso adelante en la batalla en curso para mejorar la calidad de vida de las personas que viven con dolor persistente.

Este Mes de Concientización sobre el Dolor, hablamos con el equipo dedicado detrás del proyecto De-Stress para conocer sus hallazgos, sus enfoques innovadores y sus aspiraciones para el futuro. Dirigido por un grupo de distinguidos expertos, el proyecto está encabezado por la profesora Tamar Pincus, junto con las codirectoras, la profesora Carolyn Chew-Graham, la Dra. Hollie Birkinshaw y la Dra. Stephanie Hughes. Juntos, están trabajando para iluminar un camino hacia un mejor apoyo y comprensión para quienes luchan contra la angustia relacionada con el dolor.


¿Qué es la angustia relacionada con el dolor?

Según la Dra. Hollie Birkinshaw, la angustia relacionada con el dolor es una reacción emocional natural y esperada ante un dolor persistente. Ella explica: “No es lo mismo que la depresión clínica, aunque puede compartir síntomas similares. Más bien, es una respuesta directa a las dificultades y limitaciones que el dolor impone en la vida diaria”.

La profesora Tamar Pincus profundiza en esta distinción y enfatiza que, si bien los síntomas pueden parecerse a los de la depresión, las experiencias de las personas con angustia relacionada con el dolor a menudo divergen significativamente. "Cuando hablamos con personas que experimentan dolor crónico, queda claro que sus luchas se derivan más de los desafíos continuos de vivir con dolor que de los síntomas graves asociados con la depresión clínica. En muchos casos, su angustia no responde a los antidepresivos porque la La causa fundamental no es un trastorno depresivo, es una respuesta al impacto del dolor en sus vidas".

Esta comprensión matizada de la angustia relacionada con el dolor presenta desafíos únicos para los médicos generales (GP). La profesora Carolyn Chew-Graham señala: “La superposición de los síntomas dificulta que los médicos de cabecera diferencien entre la depresión y la angustia relacionada con el dolor. Como resultado, los pacientes a menudo no reciben el tratamiento más eficaz para su afección”.


La génesis del proyecto antiestrés

Antes de embarcarse en el proyecto De-Stress, la profesora Pincus y su equipo reconocieron un patrón preocupante en el tratamiento del dolor crónico. Los pacientes a menudo se encontraron con una "tormenta perfecta" de opciones de tratamiento inadecuadas, largos tiempos de espera para recibir atención especializada y una puerta giratoria de consultas con sus médicos de cabecera.

El profesor Chew-Graham destaca los desafíos que enfrentan los proveedores de atención médica: “Los médicos de cabecera entienden que la angustia relacionada con el dolor es un problema importante, pero a menudo se sienten impotentes para abordarlo de manera efectiva. Los tratamientos actuales, como la terapia cognitivo-conductual (TCC) y los programas de manejo del dolor, tienen tasas de éxito variables, y los pacientes con frecuencia describen una sensación de vacío o "vacío" después de completar estas intervenciones. Esto los lleva a buscar más ayuda, perpetuando un ciclo de consultas sin soluciones duraderas”.

Para romper este ciclo, el equipo de De-Stress buscó desarrollar una intervención que cambiara el enfoque de eliminar el dolor a fomentar el optimismo, la resiliencia y un mayor bienestar. Inspirándose en investigaciones anteriores financiadas por Versus Arthritis, el equipo imaginó un programa que brindaría a los participantes un defensor de apoyo, alguien que pudiera ofrecer consejos prácticos, conectarlos con recursos comunitarios y ayudarlos a desarrollar un sentido de esperanza.


Un nuevo enfoque para abordar la angustia relacionada con el dolor

El proyecto De-Stress fue diseñado para explorar la angustia relacionada con el dolor como un fenómeno distinto, separado de la depresión clínica. Para lograr esto, el equipo interactuó con médicos de cabecera, pacientes y prescriptores sociales a través de encuestas y entrevistas, recopilando información valiosa sobre sus experiencias y perspectivas.

La Dra. Hollie Birkinshaw explica: “Nuestra investigación reveló que muchos pacientes diagnosticados con depresión en realidad pueden estar experimentando angustia relacionada con el dolor. Este hallazgo subraya la importancia de enfoques de tratamiento personalizados, ya que las consultas actuales con el médico de cabecera a menudo no dejan suficiente tiempo para abordar los desafíos únicos de la angustia relacionada con el dolor. En lugar de centrarse únicamente en el alivio del dolor, nuestra intervención anima a las personas a reconocer su dolor y priorizar su calidad de vida en general”.

El enfoque innovador del proyecto se resume en un “vídeo de plastilina” metafórico creado para ilustrar el concepto. Esta representación visual resalta la flexibilidad y adaptabilidad de la intervención, enfatizando la importancia de desarrollar resiliencia y bienestar en lugar de buscar una cura difícil de alcanzar para el dolor.


El estudio de prueba de concepto

Para probar sus ideas, el equipo de De-Stress llevó a cabo un estudio de prueba de concepto en el que participaron 17 participantes reclutados a través de consultas de médicos de cabecera. La intervención incluyó de 4 a 6 sesiones con prescriptores sociales, que trabajaron en estrecha colaboración con los participantes para ayudarlos a retomar actividades que les resultaban agradables. Este enfoque flexible se complementó con un recurso en línea que presenta módulos sobre bondad hacia uno mismo y otras estrategias de bienestar.

La Dra. Stephanie Hughes, una de las codirectoras del proyecto, explica el fundamento de la intervención: “Los prescriptores sociales se centraron en mejorar el bienestar general de los participantes en lugar de abordar su dolor directamente. Este enfoque fue bien recibido y los participantes informaron mejoras en su estado de ánimo, mayor esperanza y mayores niveles de actividad”.

Los resultados del estudio, aunque preliminares, fueron prometedores. Los participantes valoraron las relaciones que construyeron con los prescriptores sociales, quienes les brindaron motivación y apoyo práctico. Sin embargo, algunos participantes expresaron sentimientos de culpa o indulgencia al realizar actividades agradables, lo que destaca la necesidad de investigaciones futuras que enfaticen la importancia del autocuidado y el bienestar.


Avanzando en el campo de la investigación del dolor crónico

El proyecto De-Stress representa un avance significativo en el campo de la investigación del dolor crónico al priorizar los enfoques psicosociales e involucrar a personas con experiencias vividas de dolor crónico en el proceso de desarrollo. El profesor Pincus explica: “Nuestro trabajo cambia el enfoque de curar el dolor a ayudar a las personas a vivir mejor con él. Al abordar las dimensiones emocional, cognitiva y social del dolor crónico, contribuimos a una comprensión más holística del manejo del dolor”.

En colaboración con instituciones líderes como Keele y Bath, el equipo de De-Stress es pionero en estrategias no farmacológicas que ofrecen una alternativa a los tratamientos tradicionales como los antidepresivos. Estas intervenciones comunitarias tienen el potencial de beneficiar no solo a las personas con dolor crónico sino también a quienes viven con una amplia gama de afecciones de salud.

El profesor Pincus añade: “Las implicaciones más amplias de este trabajo son profundas. Al fomentar una sensación de conexión y bienestar, estas intervenciones pueden fortalecer las comunidades y mejorar la calidad de vida a mayor escala”.

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El futuro del proyecto antiestrés

De cara al futuro, el equipo de De-Stress tiene planes ambiciosos para ampliar su investigación y perfeccionar su intervención. Sus próximos pasos incluyen realizar un estudio de viabilidad, que esperan allane el camino para una prueba más amplia. El profesor Chew-Graham explica: “Nuestro objetivo es proporcionar a los médicos de cabecera una alternativa viable a la prescripción excesiva de analgésicos, incluidos los opioides. Este marco tiene el potencial de transformar la forma en que la atención primaria aborda el dolor crónico”.

Mientras continúan su trabajo, el equipo de De-Stress sigue profundamente agradecido a sus seguidores. La profesora Chew-Graham expresa su agradecimiento y dice: “Con una financiación relativamente modesta, hemos logrado avances significativos. Este proyecto ejemplifica cómo la investigación dedicada puede conducir a un cambio significativo. No podríamos haberlo hecho sin el apoyo de organizaciones e individuos que creen en nuestra misión”.

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